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miércoles, 26 de mayo de 2010

LIGA A - LOS FESTEJOS POR PEÑAROL CAMPEON EN MAR DEL PLATA




La fiesta desatada en el Polideportivo se trasladó a las calles. Apenas finalizo la entrega de las múltiples copas ganadas por Peñarol en la noche del 25 de mayo, los jugadores tuvieron un festejo más íntimo en la Sala VIP del estadio para luego salir a reunirse con los hinchas que ya habían empezado a poblar el centro de la ciudad.


Eran la 1:02 de la mañana cuando el micro de paseo turístico, sin techo y ya preparado para la ocasión empezó a recibir a los campeones. Estacionado en rigurosa doble fila sobre la Avenida Juan B. Justo, en la puertas del estadio, estaba además rodeado por unos cincuenta autos y camionetas que esperaban para iniciar la caravana, más los que iban simplemente a pie o en decenas de motos de todos los tamaños.


Leonardo Gutiérrez, Tato Rodríguez y Martín Leiva se aposentaron contra el respaldo trasero, Facundo Campazzo no paró de cantar moviéndose de un lado a otro, Kyle Lamonte gastó toda la memoria digital de su mini cámara a la vez que no dejaba de sonreír sin poder creer del todo lo que estaba viviendo.


Finalmente arrancaron, recibiendo cada tanto los restos de los rollos de papel que los hinchas habían reservado para el cierre de la jornada. Las ganas de acercarse al micro hicieron que la Juan B. Justo tuviera seis carriles en el sentido en que circulaban los jugadores, y que al doblar por Independencia directamente la convirtieran en mano única.


Bocinas incesantes, alguna alarma encendida adrede, papeles, canciones y paso tranquilo hacia la esquina de Luro, donde ya se advertía un grupo de hinchas que marcaba el giro obligatorio hacia la Plaza San Martín.


Ese giro fue uno de los momentos emotivos de la noche, porque después de 20 minutos de circulación y cuando las canciones empezaban a repetirse, ver los 300 metros que los separaban de la rotonda totalmente tomados por miles de hinchas que la habían cerrado desde la plaza en adelante fue el combustible que necesitaba la celebración para llegar al clímax.


La bandera a rayas azules y blancas con el “6” negro en el medio, que suele cubrir la popular local en el Poli, se adueñó de la calle precediendo el micro de los jugadores, que demoró una media hora en abrirse paso metro a metro entre los fuegos artificiales (algunos lanzados desde el mismo micro), las bombas de estruendo y los hinchas. Fue el ritual soñado para cerrar un año soñado.


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