La jornada inicial del torneo tuvo un aperitivo que dejó conformes a todos. Tuvieron la chance de disfrutar de un gran de Greivis Vázquez, el NBA de Venezuela que dio un concierto en el primer tiempo, sosteniendo la victoria de la Vinotinto sobre Uruguay por 86-79.
Vázquez -jugador de los Memphis Grizzlies- terminó con 26 puntos (4/6 triples, 4/5 dobles, 6/6 libres) y 2 asistencias en 33 minutos, David Cubillán aportó otros 17 tantos (5/7 triples), y Windi Graterol firmó 12+7 rebotes. En el equipo rioplatense, Leandro García Morales fue el máximo anotador con 25 tantos (5/10 triples, 3/7 dobles, 4/4 libres).
A segundo turno, comenzó la participación de Argentina, que recibió a Cuba en el retorno de Luis Scola a la actividad competitiva después de cuatro meses, período en el que se sometió a una artroscopía de rodilla. En el caso de Fabricio Oberto, quien había dejado la actividad profesional a causa de una persistente arritmia, se espera que en el juego del sábado esté a disposición el entrenador Julio Lamas.
“Espero que mañana sea el día en que pueda debutar”, dijo Fabricio en una nota con la transmisión de TyC Sports, “porque hoy ya estuvimos haciendo algo más de juego. Para mí todo pasa ahora por no pasarme de rosca”.
Argentina tuvo un comienzo tranquilo. El quinteto inicial, con Luis Scola como único interno puro, Pablo Prigioni en la conducción, Manu Ginóbili, Carlos Delfino y Andrés Nocioni tratando de imponer dinámica sin hacer demasiado desgaste en el perímetro.
El acento, como en los juegos previos, estuvo puesto en la defensa. Tras un doble inicial de Yoan Haití, los caribeños apenas consiguieron dos puntos más en los primeros cinco minutos. Y fueron dos puntos regalados por una pérdida de Nocioni debajo de su propio aro. Así, la diferencia se estiró a 7 (11-4).
A pesar de una buena entrada de Livan Valdez, que aportó seis tantos a la atribulada ofensiva visitante, Argentina mantuvo e incluso acrecentó la diferencia alimentando a Scola en la pintura. Luifa cerró sus primeros 10 minutos con 11 puntos, 3/4 en dobles y 5/6 en libres. El tanteador: 23-14.
Lamas renovó la mediacancha en el segundo cuarto, con la entrada de Pepe Sánchez y Pancho Jasen. Juan Gutiérrez quedó como faro en la pintura, Scola se tomó un descanso y el trámite se mantuvo dentro de la tendencia ya manifestada.
Cuba siguió dependiendo del aporte revulsivo de Valdez y trató de oponer intensidad al orden argentino en ataque. Los puntos cerca del cesto (22 de los primeros 33) le daban la ventaja a los locales (+11) a mitad de este período.
La mano de Pepe Sánchez fue preponderante en un parcial de 7-0 que dejó las cosas 40-22 a 2:18 minutos del entretiempo. Una faja para habilitar a Ginóbili en un contrataque, un par de pases picantes a la zona pintada, un mini alley oop para el mismo Manu y un dominio absoluto del ritmo sedujeron al Orfeo. La diferencia llegó a estirarse hasta los 20 puntos (45-25) antes de que un triple de Yunier Pérez la redujera segundos antes del entretiempo.
Los visitantes hicieron un intento por subir la intensidad defensiva en el tercer parcial, pero no tuvieron demasiado éxito y una jugada colectiva en la que los cinco jugadores argentinos tocaron la pelota pasándose la pelota con gran velocidad terminó en un triple de Ginóbili para 55-28 (parcial de 10-0).
Allí se produjo un bache en el rendimiento argentino, que cometió algunas desatenciones defensivas y permitió puntos con una fluidez que no había sufrido antes. El parcial de 9-0 en un par de minutos fue cortado por un par de libres de Carlos Delfino, pero Yorman Polas siguió martillando hasta llegar a los 10 puntos y dejar la diferencia otra vez en 17 (55-38). Lamas decidió cortar la tendencia con un minuto.
El argentino Ariel Amarillo buscó apostar al desgaste, empleando durante estos minutos una defensa a presión que impulsaba a los locales a entrar en un ritmo algo menos controlado. Al base Juan Pablo Figueroa le tocó batallar con esta estrategia, que el equipo sobrellevó sin poder superarla. De hecho, los visitantes al menos consiguieron cerrar el parcial mano a mano (18-18). Argentina seguía dominando el balance global, 63 a 46.
El regreso de Prigioni lideró un buen arranque local en el período final, pero Cuba continuó apostando a la fricción, reduciendo las posibilidades de anotar de anotar de Argentina casi exclusivamente a tiros libres. Lamas dejó en cancha largos minutos a Fede Kammerichs y Martín Leiva, dos de los que pelean por ganarse un lugar entre los 12. El pivote de Peñarol perdió algunos balones que le valieron la reprobación de un público ya proclive a criticarlo por su condición de milrayita.
Pero lo cierto es que los visitantes decididamente sacaron ventaja de su táctica, a base de sacrificio e insistencia. Conspiró a su favor que Argentina denotó su cansancio -y algo de fastidio-, y que Polas (10), Pérez (10) y Valdez (14) se erigieron decididamente en líderes ofensivos. La diferencia se redujo a 13 (73-60) a menos de cinco minutos del final.
Argentina hizo lo justo y necesario para que el partido llegara al final sin mayor novedad, en cierta manera resignándose a no arriesgarse físicamente ante el desafío del rival, lo que le quitó brillo a la parte final del juego pero dejó buen material para el análisis y la valoración de un oponente que estuvo claramente por encima de los dos previos (Paraguay y País Vasco).
El 80-67 sirvió de buen examen antes de ir contra Venezuela, selección de la que se espera exija al conjunto argentino aun más en la final del torneo, que se jugará en el último turno del sábado y volverá a ser transmisión de TyC Sports.
Los números más importantes: Manu Ginóbili fue el goleador argentino con 25 (5/10 dobles, 1/2 triples, 12/17 libres), además del máximo rebotero con 8 capturas. Luis Scola aportó 14 puntos (11 en el primer cuarto) y Pancho Jasen 11 (4/5 dobles). Para los visitantes, Yorman Polas con 10 (3/8 de cancha, 4/7 libres) y 7 rebotes fue el hombre más importante, aunque Livan Vañdez terminó como máximo anotador con 14 (6/13 de cancha) y Yunier Pérez aportó 10 (3/6).
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