LITUANIA 69 – FRANCIA 55
Por tercera jornada consecutiva, Lituania tuvo que levantar una situación muy adversa para acabar imponiéndose a Francia por 69 a 55. Los hombres de Kestutis Kemzura, llegaron a ir 13 puntos por detrás del marcador, pero completaron un portentoso tercer cuarto Linas Kleiza volvió a hacer realidad lo que minutos antes parecía imposible.
Francia comenzó como un tiro impulsada por la notable efectividad de Nicolas Batum (nueve puntos en el primer cuarto) y la dirección de Nando de Colo. Pronto el marcador se decantaba a favor de los galos y, por tercera jornada consecutiva, Lituania se veía claramente por debajo en el marcador (11-24).
Con Linas Kleiza sin ver aro en toda la primera parte, Lituania tenía serios problemas para sumar puntos. Sólo Jonas Maciulis rompió la sequía lituana y con un parcial de 8-0 al final del segundo cuarto lograba despertar a sus compañeros y a la ruidosa afición lituana. La situación cambiaba diametralmente y ahora era Batum la estrella que no veía aro y Francia la que sufría para mantener su ventaja (24-30) Al descanso la pregunta que todos se hacían era la misma ¿Conseguiría una tercera remontada?
El inicio de tercer cuarto no dejaba lugar a las dudas y un parcial de 21-4 daba la vuelta al marcador (37-33). Martynas Pocius anotaba las primeras canastas pero quien realmente hacía que el pabellón se pusiera en pie fue Linas Kleiza, autor de 12 puntos en este cuarto. Lituania estaba lanzada, su intensidad defensiva rompía con contraataques a Francia y llegaba a ponerse hasta 11 puntos por delante al final de cuarto.
Francia jugaba bajo el devastador efecto de la renta perdida y el rodillo lituano. Su defensa no tenía alma (los lituanos se hincharon a coger rebotes ofensivos) y el ataque carecía de confianza… hasta Batum (cuatro puntos en los tres últimos cuartos) había desaparecido cuando Lituania se puso 58 a 41. Ya no había nada que hacer la confianza de unos y otros marchaban por caminos distintos, los Kleiza, Maciulis y compañía serán primeros de grupo pase lo que pase este jueves.
NUEVA ZELANDA 71 – CHINA 61
Nueva Zelanda roza la clasificación para octavos de final (deberá de esperar a la derrota de Líbano para certificarla) tras vencer a Canadá por 71 a 61. En un duelo de escasa calidad, los neozelandeses ofrecieron una mayor dureza mental y experiencia en los momentos decisivos (ejemplificada en el veterano Casey Frank).
Conscientes de la importancia de la victoria, Nueva Zelanda y Canadá salieron atenazados al encuentro y temerosos de cometer errores. Fueron cinco minutos de miedo y baja anotación donde uno y otro equipo midieron fuerzas más con el ánimo de no verse sorprendidos que de intentar marcar las diferencias.
Estas llegaron con los cambios y con la entrada Mike Fitchett y Phill Jones en Nueva Zelanda, los veteranos jugadores le dieron otro aire al equipo y lograron una máxima renta de siete puntos (12-19). la respuesta canadiense también vino del banquillo y fue el joven Kelly Olynyk quien reforzó el poderío interior que ya por entonces ejercía Joel Anthony. Canadá le daba la vuelta al marcador y parecía que encontraba la fluidez ofensiva necesaria para controlar el duelo. Sin embargo, entonces decidió entrar en acción Penney y, con cinco puntos consecutivos, consiguió que el equipo de Oceanía se marchara al vestuario de nuevo con una ventaja mínimamente tranquilizadora (28-35).
Con el comienzo del tercer cuarto, la situación llegó a ser crítica para Canadá, pues Nueva Zelanda, de la mano de Frank (14 puntos) dominaba el ritmo de partido, el marcador (28-39) y necesitaba una solución de emergencia. Esta llegó en la figura de Jevohn Shepherd (15 puntos) quien logró reducir la diferencia a cuatro puntos. Canadá había encontrado a su hombre en ataque, equilibraba la balanza reboteadora pero con todo ello no era capaz de ponerse por delante en el marcador. Lo máximo que pudo acercarse fueron cinco puntos (57-62), pero entonces el técnico neozelandés, Nenad Vucinic pidió un tiempo muerto y cortó la reacción del rival.
Con las ideas claras y mucha más experiencia, los dos siguientes ataques fueron una lección de cómo mover la defensa hasta encontrar al hombre sin marcar. Primero Abercombie y luego Penney (18 puntos), los líderes de esta selección resolvieron el partido con sendos triples.
ESPAÑA 91 – LÍBANO 57
La selección española volvió a sonreír en el Mundial de Turquía después de superar con claridad a Líbano (91-57). Después del duro golpe anímico y deportivo sufrido el martes, la selección tuvo que rehacerse y superar a un rival que, si bien es notablemente inferior, mostró una gran fortaleza de espíritu. Esa fortaleza será necesaria para los españoles en partidos venideros, pues seguro que vendrán compromisos más serios y será preciso evolucionar en cuerpo y mente para alcanzar la mejor versión de equipo, esa que todos quieren ver pero que sólo aparece en momentos puntuales.
Este miércoles la selección española tuvo que esperar quince minutos y una decisión arbitral para resolver su compromiso. Y es que la selección de Líbano salió respondona y con un Jackson Vroman espectacular. El ex jugador de Akasvayu Girona completó un primer cuarto primoroso (12 puntos y seis rebotes) y mantuvo a su equipo por delante en el marcador. Por suerte para España, Vroman cometió la ingenuidad de protestar una falta y regaló la técnica que suponía su cuarta personal antes del descanso. Sin él en pista, Marc Gasol y España encontraron vía libre para el triunfo.
El pívot español demostró una vez más que es un pilar fundamental dentro de los esquemas del equipo y fue el líder que el equipo necesitaba cuando Líbano empezaba a ser un molesto rival (30-31). Marc, supo aprovechar perfectamente la ausencia de Vroman para reinar en la zona e impulsar a España en el encuentro. Más allá de los números (25 puntos y ocho rebotes), las sensaciones que transmitió el pívot fueron una de las mejores noticias que dejó el partido. Las otras se tendrán que ratificar frente a Canadá y en Estambul, ciudad donde se decidirá el futuro de España en el Mundial.
Conscientes de la importancia de la victoria, Nueva Zelanda y Canadá salieron atenazados al encuentro y temerosos de cometer errores. Fueron cinco minutos de miedo y baja anotación donde uno y otro equipo midieron fuerzas más con el ánimo de no verse sorprendidos que de intentar marcar las diferencias.
Estas llegaron con los cambios y con la entrada Mike Fitchett y Phill Jones en Nueva Zelanda, los veteranos jugadores le dieron otro aire al equipo y lograron una máxima renta de siete puntos (12-19). la respuesta canadiense también vino del banquillo y fue el joven Kelly Olynyk quien reforzó el poderío interior que ya por entonces ejercía Joel Anthony. Canadá le daba la vuelta al marcador y parecía que encontraba la fluidez ofensiva necesaria para controlar el duelo. Sin embargo, entonces decidió entrar en acción Penney y, con cinco puntos consecutivos, consiguió que el equipo de Oceanía se marchara al vestuario de nuevo con una ventaja mínimamente tranquilizadora (28-35).
Con el comienzo del tercer cuarto, la situación llegó a ser crítica para Canadá, pues Nueva Zelanda, de la mano de Frank (14 puntos) dominaba el ritmo de partido, el marcador (28-39) y necesitaba una solución de emergencia. Esta llegó en la figura de Jevohn Shepherd (15 puntos) quien logró reducir la diferencia a cuatro puntos. Canadá había encontrado a su hombre en ataque, equilibraba la balanza reboteadora pero con todo ello no era capaz de ponerse por delante en el marcador. Lo máximo que pudo acercarse fueron cinco puntos (57-62), pero entonces el técnico neozelandés, Nenad Vucinic pidió un tiempo muerto y cortó la reacción del rival.
Con las ideas claras y mucha más experiencia, los dos siguientes ataques fueron una lección de cómo mover la defensa hasta encontrar al hombre sin marcar. Primero Abercombie y luego Penney (18 puntos), los líderes de esta selección resolvieron el partido con sendos triples.
Fuente: ACB
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