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martes, 7 de septiembre de 2010

MUNDIAL TURQUIA 2010 - ARGENTINA Y BRASIL EN EL CLASICO MAS CALIENTE DE LA DECADA



El partido que jugarán Argentina y Brasil tiene un sabor distinto. Porque la presencia de Rubén Magnano en el banco rival será inevitable de seguir durante los 40 minutos. Porque jamás en un torneo grande hubo 4 días para hablar y entrenar pensando en un juego. Porque el que pierde se vuelve a casa. Porque Brasil está quizá en el mejor momento de este grupo de jugadores y porque un clásico siempre es un clásico.

"Será un juego muy estratégico", tiró Magnano. La pregunta, para nosotros muy importante, es ¿cuánto incidirá en los jugadores la presión extra que vivirán sus entrenadores? ¿Nada, poco o mucho?

Aunque todos o la mayoría lo nieguen, Hernández y Magnano jugarán un partido extra. El que gane será doblemente ganador. Y el que pierda, lo sufrirá un largo tiempo. Y aquí creemos que el Oveja tiene más para perder, aunque este equipo argentino haya jugado este Mundial con demasiados problemas desde antes de la preparación. Igualmente, todo eso no corre ahora y el que todavía está arriba en resultados recientes (del 2002 hasta hoy), es Argentina. Brasil, si pierde, sumará una frustración más, pero no dejará un lugar ganado a otro. Argentina sí.

En cuanto a lo deportivo en sí, Magnano, que conoce bien a varias de las figuras centrales del equipo (Scola, Oberto, Delfino), es muy probable que intente dos puntos vitales a la hora de enfrentar a Argentina, en lo defensivo: doblar a Scola en el poste bajo, para que las decisiones las tomen otros, o una defensa zonal, que no ha sido una característica suya a lo largo de su carrera. "Los entrenadores no tenemos estilo, hacemos lo que haga falta para ganar", retruca Hernández. Y es muy cierto, por eso no sorprendería si el cordobés tira una zona, muchas veces útil para Brasil en los últimos años y en este mismo torneo (como ante Eslovenia).

Por eso, será fundamental que, tanto los jugadores como el entrenador argentino tengan la rapidez suficiente como para leer lo que vaya ocurriendo y reaccionar en consecuencia. Hasta ahora, Argentina dependió demasiado de Scola, y está claro que ante Brasil se necesitará mayor participación del resto, especialmente de Delfino, pero también de Oberto, de Prigioni y de la segunda armada, comandada por Leo Gutiérrez y Quinteros. Leo puede ser la llave del partido, más allá de la desventaja física que pueda dar ante Splitter o Varejao. Su personalidad y tiro externo deberán hacerse presentes en un juego que muy posiblemente sea trabado.

Defensivamente, la solidez y el estado físico de Oberto también serán un punto determinante, para impedir que Brasil tenga segundas opciones y también para pelear en el tablero de enfrente, cosa que los de Magnano no tengan tantas chances de correr su contraataque velocísimo. En ese punto, también será una clave Hernán Jasen, si es que le toca defender a Leandrinho, como se supone. Resulta poco probable que el Oveja recurra a Delfino para esa tarea, y no porque el santafesino no pueda hacerla, sino porque le significaría un enorme desgaste que le quitaría piernas en ataque y minutos en cancha.

También, del mismo modo que Magnano intentará cortar el pick and roll de Prigioni y Scola, Hernández deberá frenar la misma acción de juego de Huertas/Splitter, una herencia del Caja Laboral, que venía acostumbrada a la dupla argentina.

¿Respetará más de la cuenta Splitter a su maestro Scola? No lo creemos. Aunque Luis seguramente intentará tirarle la chapa de entrada. Argentina deberá cuidarse de él, de lo que genera Huertas penetrando y sacando y de Leandrinho en campo abierto o con tiros cómodos.

Y la madre de todas las estrategias será, en realidad, la cabeza de los jugadores. Argentina tiene a muchos jugadores acostumbrados a los partidos grandes, mientras que Brasil, además de haber jugado pocos, falló en la gran mayoría. ¿Será este martes que lograrán quebrar esa historia negra?

La confianza, mentalidad y espíritu ganador pueden intentar contagiarse, pero es imposible que se enseñen. Magnano lo sabe, y por eso su tarea, desde el banco, tendrá un límite. Hernández, en cambio, puede estar seguro que, en ese aspecto, tiene una leve ventaja. Ojalá Argentina lo sepa aprovechar.

Fabián García (Enviado especial a Turquía)
BásquetPlus

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