La paliza que Lituania le había dado a la Argentina en la noche del jueves hizo pensar a algunos que los Estados Unidos tendrían que preocuparse por los europeos, que podían darle un susto.
No fue así, ni de cerca. Los americanos, sólo con Kevin Durant, marcaron la cancha rápidamente y ya en el primer cuarto ganaban 23-12, con 17 puntos del jugador de Oklahoma City, absolutamente imparable.
Durant, en este torneo, fue el único que jugó a otra cosa, como Luis Scola. Fueron los dos que marcaron diferencia con el resto. Ningún otro. La ventaja para el yanqui, además de sus jóvenes ¡21 años!, es que al lado tiene 11 jugadores atléticamente impecables.
Alguien decía en el entretiempo (ventaja de Estados Unidos 42-27 con 24 de Durant) que los norteamericanos eran un grupo de individualidades que no jugaba en equipo y no corría sistemas. Un periodista de los Estados Unidos le contestaba: "No lo necesitan".
La semifinal ante Lituania le dio la razón al periodista, aunque fue ese razonamiento el que llevó a la mayor potencia de la historia a caer del pedestal que tenía asegurado.
Sin embargo, tampoco es tan real que no jueguen sistemas. Tienen pocos, muy bien aprendidos y, sobre todo, tienen estructuras que manejan por pautas, por fundamentos. Rompen y sacan, juegan pick and roll (menos que la mayoría), y tienen especialistas.
Gordon es un tirador que liquida cuando está solo, abierto, pero no tiene muchas otras cosas más. Love es un interno fuerte que acá juega de pivote e Iguodala, que acá se da el lujo de jugar de cuatro, tiene tal poderío físico que le sobra para defender, al menos a los lituanos.
Los norteamericanos juegan a otra cosa cuando coinciden en cancha Billups y Durant, los dos que más entienden de esto. Uno arma juego y el otro hace puntos de tantas maneras distintas pero a la vez de forma tan sencilla que intentar frenarle su poderío anotador es casi una quimera. Hay que rezar que tire de lejos y erre.
Contra Lituania no ocurrió. Tiró de lejos, de cerca, y metió todo. Sumó 38 puntos con 25 tiros tomados, y le alcanzó el tiempo (38 minutos, una rareza en un equipo yanqui), para tomar 9 rebotes. Ah, los 38 puntos son marca récord para los yanquis en Mundiales o Juegos Olímpicos. Los demás, incluso sus propios compañeros, fueron meros espectadores de un show impresionante de este pibe (alguien de 21 años es un pibe), que pinta para marcar historia aquí y en la NBA.
El final fue 89-74, decoroso, pero hubo un equipo totalmente dominador en la cancha. Los que se habían iluminado ante la Argentina, no existieron: 5 de Jasaitis (todos en los últimos dos minutos) y 4 de Kleiza.
Estados Unidos está en la final, que jugará el domingo a partir de las 21.30 hs de Turquía (15.30), ante el vencedor de la próxima semi, que promete muchísima emoción: Turquía-Serbia.
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