
"Me entró un bichito en el ojo", quiso engañar Rubén Magnano con su humor cordobés, pero enseguida contó la verdad y reconoció sus lágrimas. "Me emocioné mucho porque sé del sacrificio de estos muchachos, pusimos trabajo y logramos el objetivo", dijo el técnico después de la victoria sobre Dominicana que los manda a Londres 2012.
Magnano hizo un pequeño balance del camino recorrido en Mar del Plata: "Es una gran satisfacción para mí poder haber ayudado a Brasil a que recupere ese sitial olímpico. No era sencillo por nuestras adversidades. Le dan un sabor muy especial". Eso lo dijo por las ausencias de Nené Hilario, Anderson Varejao y Leandrinho Barbosa que lo dejaron con Tiago Spliiter como único NBA del plantel.
Y para el técnico significa un logro más después de haberse consagrado con la Generación Dorada también con Fernando Duró como asistente: "Era un desafío importante para mi carrera. La gratitud de la gente no tiene precio. Esto se lo dedico a todos los que colaboraron con nosotros". Con otros colores, justo los de nuestro clásico rival, festejó de nuevo y demostró su capacidad.
Fuente: Diario Olé
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