Lo dijo Ángel Cachari, quien admitió que “la ansiedad de ganar” llevó a Belgrano a “confundir los caminos varias veces”, ante un rival como Independiente, “que corre y tira, corre y tira, permanentemente”. No obstante valoró el esfuerzo de sus dirigidos para ganar. También valoró el aporte de los flamantes refuerzos, Arceneaux y Pardal.
FACUNDO MANCUSO
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El triunfo se festejó como un título. El clima de alegría que rodeó su victoria frente a Independiente de Tandil sólo podría compararse con una final ganada. Y para un Belgrano que llegaba golpeado y que había cambiado sobre la marcha, este encuentro tenía el valor de una final. Perder hubiese significado la cuarta caída al hilo y habría hecho que los Rojos tuviesen que cambiar sus objetivos en la mitad del camino. De tanto mirar para arriba, el fondo de la tabla hubiese quedado más cercano.
Recibiendo el afecto de los hinchas belgranenses que con bombos y banderas se metieron al vestuario tras el ajustado éxito sobre los tandilenses, pero evitando colgarse los laureles, a un costado de ese abrazo único entre jugadores y simpatizantes, estaba parado Ángel Cachari. Se lo veía feliz, como si se hubiese sacado un peso de encima. Más allá de que él siempre se había sentido respaldado. “Yo estoy totalmente agradecido a la gente y los dirigentes por el apoyo incondicional que me dan todos. Al final de esta historia voy a nombrar a todos los que me bancaron”, dijo, mientras continuaba recibiendo palmadas en sus espaldas y felicitaciones vía telefónica. Cachari sabía íntimamente que, al igual que su Belgrano, en la noche del martes se jugaba mucho.
Su análisis
Luego, ya más frío, pudo analizar el duro enfrentamiento con Independiente, que incluyó otra dramática definición y más sufrimiento. Al respecto, Cachari señaló: “Por el simple hecho de que nosotros veníamos mal y teníamos que ganar, sabíamos que iba a ser duro el partido”. Al mismo tiempo, admitió que “la ansiedad de ganar” llevó a Belgrano a “confundir los caminos varias veces, ante un rival que corre y tira, corre y tira permanentemente”. “Ellos –agregó- tuvieron un porcentaje muy alto (NdR: 53% en dobles y 47% en triples, contra los 51% y 34% que llevaban en esos rubros), algo que cuando uno viene mal le sucede”. “Aun así, nos pudimos sacar la mufa porque lo que necesitábamos era un triunfo y lo logramos en base a la actitud y al corazón de los muchachos”, aseguró. Y recordó: “No hay que olvidarse que pusimos a dos jugadores nuevos en cancha y en apenas cuatro días es difícil acoplarlos a los sistemas ofensivos y defensivos”.
Precisamente, sobre la producción de las flamantes incorporaciones del plantel, Cachari comentó que Harold Arceneaux “jugó enfermo y se notó, porque entró de a ratos”. Asimismo resaltó que desde México “vino con una gastroenteritis” y aportó un dato desconocido: “devolvió dos veces durante el partido”. Sin embargo, el entrenador valoró la predisposición del extranjero, que totalizó 11 puntos (4-6 en dobles y 1-3 en triples) y 5 rebotes en 16 minutos. “Hizo un esfuerzo descomunal para jugar”, subrayó. En tanto, al opinar en relación al nivel que mostró Sebastián Pardal (6 puntos, 4-4 en libres y 1-4 en dobles, más 3 rebotes) el DT reconoció que el interno “no pudo entrar en juego y no pudo atacar como sabe”. No obstante, rescató otro aspecto positivo de su presencia. En es sentido explicó: “Defendió muy fuerte, lo que es muy importante para todos nosotros”.
Triunfo se buscaba
Volviendo al partido y a la situación que los suyos atravesaban, Cachari admitió que “cuando se pierde se viene el fantasma encima”. De todos modos, en esta oportunidad destacó la entereza con la que afrontaron sus dirigidos el tramo final del cotejo. “Tuvimos la suerte de que cuando ellos pasaron al frente Ravina fue y la metió. Eso a veces nos faltó y caíamos en un pozo”, consideró.
Sergio Ravina fue el goleador de los Rojos y, al sumar 19 puntos, alcanzó su mejor marca en lo que va del campeonato. Al referirse al aporte del escolta contra los dirigidos por Carlos Zulberti, “Cacho” precisó: “Ravina fue el goleador que todos conocemos y tuvo un gran partido en ataque”.
Además tuvo palabras elogiosas para otro jugador que mostró una mejoría en su juego: Gregorio Eseverri. “Goyo en el primer tiempo defendió como un animal y no lo dejó jugar a Andrizzi, a quien le negó la posibilidad de ir para adentro, que es lo que mejor hace”, indicó Cachari. Eseverri –ahora rapado- contribuyó con 13 puntos (5-5 en dobles y 3-7 en libres), más 4 rebotes y 6 asistencias.
Ya habiendo llegado el miércoles, Cachari se retiró a su casa y se fue a conversar con la almohada. A solas con ella, seguramente se habrá puesto a diagramar el choque del domingo con Firmat. Y fue en ese momento cuando el festejo por el triunfo logrado ante Independiente llegó a su fin.
EL INTERNO JUGO EN BUEN NIVEL
La opinión de Facundo Brizuela
Al igual que Juan Manuel Gandoy (15 puntos, con 5-5 en cancha, y 8 asistencias), Facundo Brizuela fue uno de los hombres que contribuyó con buenos pasajes en momentos en los que Belgrano estaba confundido. El pivot también habló de lo complicado que se tornó Independiente, que está en zona de descenso y que a pesar de su situación apremiante en el Fortunato Bonelli jugó mucho mejor y con mayor seguridad que otros equipos que hoy están peleando en los principales puestos del TNA-1 y el TNA-2. Sobre los tandilenses Brizuela afirmó que “tienen un juego muy rápido y son desorganizados”. A su vez puntualizó que “juegan mucho al contragolpe y a tirar a la carrera”, y que por estas cuestiones Independiente “es un rival incómodo, raro y difícil jugarle, como otros años lo fue Pedro Echagüe”, que son equipos que “juegan muy al límite”. “Sabíamos que iba a salir un partido así, porque en el TNA-2 son todos iguales. Y más para nosotros, que veníamos de tres derrotas seguidas y que por eso todo nos costaba el doble”, añadió el interno que anotó 17 puntos (5-7 en dobles) y bajó 4 rebotes.
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