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domingo, 21 de febrero de 2010

INTERNACIONALES - BRASIL - RUBEN MAGNANO: POR AHI CUANDO ENFRENTE A ARGENTINA TENGA UN NUDO EN EL ESTOMAGO


A poco de irse de Atenas, de Córdoba, a fines de diciembre, durante el Súper 8 de Mar del Plata y por razones que no quiere especificar, Rubén Magnano, el técnico campeón olímpico en 2004, vio sacudirse su vida por la inesperada propuesta para dirigir el seleccionado brasileño. En días, nada más, los medios difundían fotos que fueron difíciles de digerir para los hinchas argentinos. Ver a Magnano con una remera de tonalidades azules, amarillas y verdes, con el nombre grande de "Brazil", resultó, como mínimo, chocante.

Ahora, de regreso a su hogar en Córdoba, después de muchos viajes, entre ellos uno a Estados Unidos para presenciar el All Star Game de Denver y hablar con Leandrinho, Nené y Anderson Varejao, el ex técnico de Atenas reflexionó con la mente más fría sobre tantos repentinos e importantes acontecimientos.

"En estos días, volé más que Jorge Newbery", aclara con su habitual buen humor cordobés. "Me fue muy bien. Hablé con los tres jugadores brasileños de la NBA y todos aceptaron estar en este proceso para el Mundial de Turquía. Entendieron muy bien nuestra propuesta. Incluso Nené, que en Brasil fue bastante criticado por no integrar otros seleccionados. Estuvo mucho más interesado de lo que pensaba."

-¿Te sorprendió la excelente recepción que tuviste en todos los estamentos del básquetbol brasileño?

-Sí, sí. No lo esperaba. Los dirigentes, jugadores y colegas mostraron su apoyo, pero más me llamó la atención que me conocieran en la calle. Fui con mi familia a conocer el Pan de Azúcar y la gente me saludaba. Y no eran cordobeses, eh. Un agente de seguridad del aeropuerto de Río de Janeiro me dijo: «Magnano ¿vamos a ir a los Juegos Olímpicos?». Realmente increíble. Un detalle: a poco de conocerse el interés de la Confederación brasileña por Magnano, dos periodistas de Sports TV Globo viajaron a la población serrana de Nono, a unos 200 km de Córdoba, donde el coach estaba de vacaciones, para entrevistarlo.

-¿Qué sentimientos te provoca esto de ser el técnico más exitoso con la selección argentina y ahora dirigir al gran rival histórico?

-Y, al principio, un poco contradictorios, pero ahora no. ¿Sabés por qué? Por la gran cantidad de gente, y no hablo de amigos o familiares, que me deseó suerte. En Ezeiza, en el avión, la gente me decía que me lo merecía. Lo que pasa es que para aceptar esto mi evaluación pasó por lo profesional. Es una selección histórica, con un excelente material y con mucho por ganar. También hay mucho por trabajar. Es un país enorme, con muchísimos jugadores y mucho para organizar.

-¿Vas a ser el responsable de despertar al gigante dormido?

-No sé. Hay mucho por hacer. Especialmente en las divisiones formativas. No será fácil. Igual Brasil ya tiene entre 25 y 30 jóvenes jugando en universidades norteamericanas, además de varios que se destacan en Europa. Hay un potencial de crecimiento enorme.

-¿Pensaste en qué podés sentir cuando tengas que enfrentar a la Generación Dorada y esa camiseta celeste y blanca?

-Tendría que ver qué pasa cuando estemos ahí, cuando tiren la bola al aire. No sé... Por ahí tengo un nudo en el estómago. Ahora pienso que estando en la selección varias veces deseché ofertas importantes para ir a dirigir a Europa.

-Una prueba serán los amistosos entre Brasil y la Argentina antes del Mundial.

-No, si son amistosos no les voy a dar importancia [risas].

-Bueno, pero en Turquía los grupos de la Argentina (A) y de Brasil (B) se van cruzar en 8vos. de final. Mirá si...

-¡No! ¡Que el diablo no meta la cola!

-¿Qué opinás del Mundial que se viene?

-Como todos los últimos, muy duro. Creo que la diferencia la marcará la calidad de la preparación. El que llegue mejor preparado tendrá más chances. En nuestra zona, Estados Unidos va a ir con lo mejor y será difícil ganarle, no imposible. Creo que pelearemos en un mismo plano con Croacia y con Eslovenia.

-Rubén, finalmente, ¿por qué te fuiste de Atenas, así, tan repentinamente?

-Se dijo de todo. Escuché de todo, pero yo no voy a hablar. Lo único que quiero aclarar es que quise terminar el torneo y no irme así, en la mitad.

-¿Por qué no querés hablar?

-No me interesa. No me gustaron ciertas cosas, nada más. Estoy muy tranquilo con mi decisión.

Difícilmente Magnano vuelva a dirigir en el país en un corto lapso. Firmó un contrato con los brasileños hasta Londres 2012, pero con grandes posibilidades de prolongarlo porque el programa apunta a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Se lo va a extrañar.

-Gracias, Rubén, y que no despiertes al gigante.

-¿No vas a desearme suerte?

-¡Ja! No, no.

Miguel Romano
La Nación

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