El comienzo de este Mundial para la Argentina no será uno más. La historia reciente, aún la de la Generación Dorada, marca que en más de una ocasión se presentaron problemas, antes y durante los torneos.
Recordemos la lesión de Ginóbili en la semifinal del Mundial 2002, que aunque ingresó en la final, estaba jugando en una pierna. También nos privamos de tener a Oberto en la final de los Juegos Olímpicos del 2004 por su fractura en la mano.
Al propio Ginóbili no se lo pudo anotar en el partido por la medalla de bronce ante Lituania en los Juegos Olímpicos de Beijing...todos esos casos, claro, fueron durante los torneos.
En este caso es distinto, más aún por cómo se dieron las ausencias, de las que sólo diremos que afectarán, y mucho, pero que no serán excusa para que el equipo juegue como tal. Los resultados no serán lo único importante.
¿Qué se puede esperar esta noche en Kayseri ante Alemania? Hay dos opciones. O Argentina sale controlada, haciendo valer su experiencia ante el jovencísimo equipo alemán, o la desesperación por liquidar rápido el primer pleito lleva al juego al territorio de la paridad.
Creemos que, por las características de los líderes del equipo de Hernández (Prigioni, Scola, Delfino, Oberto), la lógica marcaría más la primera opción, aunque los nervios del debut no se le pueden reprochar a nadie.
Alemania, con cero presión (sólo fracasaría quedando fuera de octavos de final), será un rival duro por la velocidad y talla de todos sus jugadores: nadie en su quinteto baja de 1.95 y tiene alero de 2.08 (Benzing), ala pivote de 2.13 (Jagla) y pivote de 2.15 (Pleiss). Eso sí, su inicial estimado tendrá dos jugadores de 28 años, uno de 20 (20), uno de 21 (Benzing) y uno de 22 (Staiger). Allí radicará la mayor ventaja argentina.
Los alemanes respetan mucho a nuestro país, por sus nombres, y lo que tendrán aquí será la posibilidad de testearse individualmente ante un poderoso. Si lo saben aprovechar (dependerá mucho del inestable carácter de sus jugadores), pueden hacer un buen papel. Su mayor problema estará en ataque.
Tendrán piernas suficientes para hacer una defensa muy exigente en todo el partido y forzarán permanentemente el rebote ofensivo, por lo que es muy probable que, como reservas, Argentina tenga que usar bastante a Kammerichs de alero.
Alemania, en la banca, se reserva más juventud (otros cuatro jugadores menores de 22 años) y algunos veteranos con experiencia, como Demond Greene (31 años). También al enérgico Heiko Schaffartzik, que la rompió en el Eurobasket del año pasado en Polonia, como base suplente.
No tienen jugadores compitiendo al mejor nivel, pero en los 10 partidos que jugaron en la preparación, consiguieron algún triunfo resonante, como el 68-54 a Turquía el pasado 15 de agosto. No es medida, pero sirve para darse cuenta que no serán un rival sencillo.
Hernández seguramente intentará frenarles el ritmo, cuidar mucho el rebote defensivo, las faltas personales y tendrá que tener mucho cuidado en los pick and rolls hacia afuera, por los buenos tiradores altos. Igual, nuestra selección es la favorita.
Lo principal será entender que se esperó mucho tiempo para llegar a hoy. Y que lo que pasó ya no cuenta. Hay 12 jugadores preparados para este torneo. No falta nadie.
Fabián García (Enviado especial a Turquía) /
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