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miércoles, 30 de marzo de 2011

LIGA NACIONAL - JUAN ESPIL: " EL DOCUMENTO DICE 43, PERO YO NO LO SIENTO"


Juan Espil explica el secreto de su vigencia luego de meter 29 y superar los 12.000 puntos. Habla del cuidado del cuerpo, de la ambición y de cómo pulió el oficio de tirador.

Y siguen esas noches en las que uno lo ve y no puede creer que lo siga haciendo a los 43 años, luego de más de 20 en el más alto nivel. El domingo, en Monte Hermoso, dos semanas después de haber vuelto a ganar el torneo de triples del All Star, Juan Espil dio otra clase de jerarquía y vigencia. Hizo 23 de sus 29 puntos en los últimos 15 minutos para darle un triunfazo a Weber Bahía Blanca Estudiantes en el clásico regional (perdía por 17 a ocho minutos) y así alargar la mejor racha en la historia del club (ganó diez de los últimos 11). Fueron seis bombas en ese lapso, algunas para cerrar el Poli... Otro milagro del Escopetero. “No sé si es para tanto. Es cierto que el partido estaba perdido. Pero Monte se quedó sin el juego fluido que nos había dominado y con Pepe (Sánchez) hablamos de empezar a arriesgar. Yo decidí arriesgar tomando tiros raros, inverosímiles... La última fue una banana, pero entraron casi todas y salió redondo... Eso pasa pocas veces eh”, larga, humilde, en charla con Olé .

-Pero no es la primera vez. A Regatas, hace días, le hiciste lo mismo.

-Sí, es cierto... Aquella vez estábamos 20 abajo, pero el equipo jugó un poco mejor. El domingo nos habían dominado en todo. Pero, cuando estás en racha y confiado, pasan estas cosas. Ojalá sigamos así porque sabemos lo que significa llegar tan bien a playoffs.

-¿Cuál es tu secreto? -Todos me preguntan cómo hago, pero siempre contesto lo mismo. Sé que es raro que esté jugando con chicos que podrían ser mis hijos, pero la edad está en el documento. Yo no me siento de 43. Y tampoco creo que se note que los tengo. Me siento bien, veo que puedo correr a la par de cualquiera y suma que el cuerpo técnico haya cuidado mis minutos.

-Con el paso de los años, igual, algunas facultades se pierden. ¿Lo sentís? -Claro que lo siento. A veces quiero estar a un metro y estoy a dos, o hacer una ayuda completa y no llego... El equipo me ayuda mucho.

-¿Y vos cómo lo disimulás? -Mucho no se puede, te pasan y te convierten. Pero igual tratás de jugar con otras armas, con la mente, sabiendo jugar y ubicándote mejor.

-¿Qué creés que te diferencia del resto, qué tenés vos que podés brillar a los 43? -Le sumaría la ambición. Siempre les digo a los chicos que uno no debe conformarse con un contrato. A mí, hoy, me gustaría jugar en los Spurs, los punteros de la NBA. Eso cuenta para mantenerte. Tengo claro que, más allá de lo que uno hizo, hay que seguir demostrando. Por eso me he cuidado, sabiendo que mi arma de trabajo es mi cuerpo. También tengo la suerte de jugar con compañeros que me ayudan a potenciar mis virtudes y ocultar mis defectos, como sucede ahora en Bahía Blanca.

-Por ejemplo jugar con alguien como Pepe Sánchez que te la da donde querés, ¿no? -Por supuesto. Pepe, como siempre, está haciendo jugar a todos y además, por pedido nuestro y a diferencia de otros años suyos, anotando mucho más. Y eso nos da muchísimo.

-Lo increíble para vos es que hubo varias lesiones en el equipo, incluso de pibes como Gaynor, Giorgi y Faggiano. Pero vos no te lesionaste. Es otra virtud, ¿no? -(se ríe) Sí, yo tengo menos roce que... Es cierto que hay gente más propensa a las lesiones porque choca mucho y también que yo me cuidé siempre, pero también hay un condimento de suerte que yo, gracias a Dios, he tenido.

-Ganaste otra vez el torneo de triples y para muchos sos el mejor tirador argentino de la historia.

-No sé si es para tanto. Han existido muy buenos tiradores en nuestra historia. Siempre tuve esa facilidad para lanzar que heredé de mi padre y la he ido puliendo, con mucho entrenamiento. Desde chico jugaba de pivote y recuerdo que ya tiraba bien de afuera y las metía. Ha sido mi característica distintiva, mi mayor virtud.

-En Monte la metiste de todos lados. ¿Cómo ves el aro en esas situaciones? Gigante, dicen...

-Sí, enorme (se ríe). Es una cuestión de rachas. De entrada fallé cuatro triples seguidos y pensé “qué noche dura se viene”. Pero al rato tirás otro saliendo de un bloqueo y lo metés, otro más y te empezás a sentirte caliente, que podés tomar algún riesgo más...

-¿Qué se siente, estás como en un estado de inconsciencia? -Te sentís en fuego... Es una sensación única, difícil de explicar... Uno cree que cada tiro que lanza va a entrar. Le sacás medio metro a tu defensor y no alcanzás a agarrar bien la pelota que estás tirando.

-Tu mecánica es muy veloz y parece que tenés un radar que te permite tirar sin mirar bien el aro.

-Sí, fue siempre mi característica. Nunca fui rápido ni fuerte, pero este físico (flaco) me dio esa velocidad para lanzar. Y a veces es cierto que uno tira casi sin mirar, en el aire... Pero como Pepe que la pasa sin mirar. No soy el único.

-¿Te ponés a pensar a veces que llevás 20 años en el alto nivel? -Ni lo pienso. Yo disfruto este momento. Es un sueño para cualquier jugador terminar su carrera en su casa, con amigos y familiares. Son pocos los que lo lograron. Yo me fui de muy chico de Bahía y fijate cómo volví... Ahora, cerca de mi retiro, disfruto todo mucho más, hasta los viajes interminables...

-Hace años que decís “sigo uno más y veo”. ¿Pensás en el retiro? -No pienso en el retiro. Nunca fui de pensar en lo que hice ni en lo que viene. Sólo puedo decir que hoy me siento muy importante y en una organización perfecta, donde la gente apoya y es un placer estar.

Juan sigue dando que hablar y elogiar. Y no tiene fecha de vencimiento.

Diario Ole

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