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domingo, 21 de abril de 2013

LNB - SEMIFINALES - LANUS GANO UN PARTIDO MILAGROSO Y PUSO LA SERIE 1-1

Con la obligación de ganar para el local (sin chances de ceder dos veces en casa), y la experiencia para aprovechar esa situación de Peñarol, el segundo choque semifinal entre ambos era una promesa, segura, de tensión. El primer cuarto mostró de entrada varias situaciones distintas al jueves. La opción de Peñarol de provocar lanzamientos de Laprovíttola para desbalancear a su rival no se repitió (algunas tácticas duran un partido, o un rato), Battle tuvo otra actitud para hacerse dueño de la zona pintada (cuidando las faltas) y Peñarol se jugó todo a bombas de tres puntos. El primer balance, como es lógico dentro de esos parámetros, favoreció al local, que necesitaba urgente que Battle apareciera en la cancha como opción de gol (8 puntos en el primer cuarto), ante un Peñarol que apostó mucho a Leiva con pobre resultado (0 puntos, 0/3 dobles, 0/2 libres), y que como no encontró soluciones ahí, la empezó a sacudir de tres. Con tres bombas, mejoró un parcial en contra de 19-8 para irse al primer descanso 19-13 abajo. Pese a la diferencia y a controlar el goleo de Peñarol, Lanús no estaba tranquilo ni cómodo, porque no conseguía mostrar su juego, el que lo llevó al segundo puesto. Era Battle, un par de ju gadones de Laprovíttola y un contraataque de Boccia. Pero no podía involucrar a McFarlan ni al propio Boccia. Peñarol le empezó a jugar cada vez más físico: duros bloqueos, duros chequeos, poste bajo y mucha agresividad. Santander entonces mandó a la cancha a la tropa más guerrillera (Martina, Pérez) porque necesitaba mandar el mensaje de que estaban bien de la cabeza para plantar batalla en cualquier campo. No era la mejor opción para el local, pero a veces no queda otra. Peñarol lo aprovechó, porque es el único equipo en la Argentina (quizá con Argentino), que sabe jugar en ese terreno. Un ratito de Mata, un triple de Teague y un libre de Gutiérrez y empató en 24. Llegó a pasar al frente por un punto un par de veces, pero no era eso lo importante, sino que le había hecho daño a su rival, cargándolo de faltas (3 Martina, 3 McFarlan) y haciéndolo hacer lo que no quería. De todos modos, como Lanús defendió bastante bien y Peñarol además erró mucho, no pudieron los marplatenses controlar el tanteador. Lanús, aún sin mostrarse a esta altura confiado, terminó yéndose al vestuario con una pequeña diferencia: 34-30. En esa parte del juego, Peñarol hizo lo que quería Lanús. El tercer cuarto fue el peor jugado. Casi nada para destacar, porque los porcentajes fueron horribles y el resultado, igualmente horrible: 7-11. Entre los problemas de ambos para llegar al gol y los errores cometidos, fueron 10 minutos que no regalaron nada a los ojos. Para completarla, dejaron todo como al principio: 41-41. En el arranque del último, un par de volcadas de los aleros visitantes (Mata primero, Giorgetti después), al menos sirvieron para justificar a los que pagaron la entrada, pero fue cuando McFarlan metió un doble y luego Boccia un triple (ambos eran demasiado necesario que aparecieran para el local), cuando la gente festejó en serio. Ese 48-45, de todos modos, fue un espejismo, o un desafío a Peñarol, que metió un parcial de 13-2 con tres bombazos de Leo Gutiérrez, gritados por el multicampeón de la Liga como si fueran la final del mundo. Ese 50-58 a 3m10s del final fue la alarma retumbando en los oídos de Lanús. Era ahora o nunca, porque ir 0-2 a Mar del Plata sonaba casi como una eliminación anticipada. Y el milagro inicial se concretó. Doble y falta primero de Battle, dos libres de Safar, doble de Battle, robo de Laprovíttola y volcada de Boccia, robo sobre Ibarra y doble de Boccia, más falta y técnica a Leo Gutiérrez: parcial de 11-2 de Lanús en 1m15s, para pasar al frente 61-60. Y pelota. Ninguno convirtió en los ataques siguientes, pero Laprovíttola clavó un triplazo (64-60) y después Mata hizo un doble y falta de otro partido (erró el libre), y el final quedó para enloquecer: 50 segundos. Un error más de McFarlan (el enésimo), tirando un lanzamiento que no le pegó al aro; otro error de McFarlan (el peor partido de su historia en la Liga) cometiéndole una falta innecesaria a Campazzo, y el base a la línea. Erró uno y, con 18 segundos, Lanús atacaba uno arriba: 64-63. Falta sobre Laprovíttola, que anota los dos: 66-63 a 9s9 del cierre y minuto de Hernández. ¿Cortaría Lanús? Ante un equipo como Peñarol, el mejor triplero de la Liga, parecía lo más lógico. Así fue. Mata a la línea y, al errar el primero, dejar pasar la gran chance de ganar. En la reposición, otra falta sobre Laprovíttola le permitió al base sentenciar el juego 68-64 con 8 segundos en el reloj. Fue victoria local entonces 68-64 y la serie que se emparda 1-1. Ahora, a Mar del Plata, con otra confianza en el lomo. Battle, con 20, y Laprovíttola, con otros 20 y los decisivos al final, fueron las figuras del ganador. Gutiérrez (19) y Mata (16), los de la visita. Fabián García

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