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lunes, 6 de junio de 2011

LIGA NACIONAL = PEÑAROL, SIEMPRE PEÑAROL


El conjunto marplatense es una vez más el campeón de la Liga Nacional de básquet y consiguió su segundo título de manera consecutiva y el tercero en su historia. En el partido consagratorio superó ajustadamente 89-83 a Atenas de Córdoba y desató el delirio de las ocho mil almas presentes. Leonardo Gutiérrez resultó el goleador de la noche con 25 puntos mientras que Facundo Campazzo fue de gran aporte sobre el cierre.

La historia se vuelve a repetir. A Peñarol no le pesó en lo más mínimo el deber de festejar ante su gente.

No sólo demostró superioridad en la serie final frente a Atenas sino que en grandes pasajes de la temporada, evidenció que es un plantel con de más experiencia y suma jerarquía. Puso contra las cuerdas a su rival y dispuso de todo su potencial.

Condimentos que hacen falta a la hora de analizar este tipo de consagraciones.
Transformó los –lógicos- nervios en tranquilidad y nunca estuvo en peligro su tercera vuelta en la historia de la Liga. Reflejó todo su potencial en cada uno de sus jugadores liderado, claro está, por Leonardo Gutiérrez que alcanzó su octavo título relegando ni más ni menos que a Marcelo Milanesio y Héctor Campana entre los más ganadores.

Nobleza obliga mencionar a la cabeza de este grupo que levantó cabeza en sus peores momentos entre febrero y marzo de este año. Se tomó varios días para recapacitar y regresó como si nada hubiera ocurrido. El bahiense Sergio Hernández – aún se desconoce su futuro- tuvo las herramientas necesarias para conseguir su quinta consagración y quedar en soledad como el entrenador más ganador en la Liga Nacional.

Siempre que dispuso barrer a su rivales los atrincheró y mostró cierta superioridad que es difícil ver. En cada pase, en cada lanzamiento y en cada conversión. Siempre hizo fácil lo difícil y posible lo imposible.

Y si faltaría algo para completar la fiesta, cinco marplatenses (Sebastián Rodríguez, Nicolás Lauría, Marcos Mata, Selem Safar y el juvenil Mauro Cerone) se dieron el lujo de dar la vuelta ante su gente y en su casa.

Y más allá de los resultados finales totalmente a favor de Peñarol, argumentó de manera impecable, en cada ofensiva, sus ganas de conseguir su segundo título consecutivo y el hambre de cada uno de sus jugadores completaron un coctel especial que derivaron en la vuelta olímpica.

El “Milrayitas” arrancó a lo campeón presagiando lo que ocurriría tiempo después. En manos de Kyle Lamonte – 5 puntos seguidos- y Sebastián Rodríguez (9), el local plasmó un lapidario 17-7 en los primeros minutos de juego apoyándose en su notable efectividad en tiros de campo (6/6), obligando a Sebastián González a frenar el juego antes de lo pensado. Salvo 7-13 parcial tras las primeras apariciones de Bruno Lábaque, fue todo para el conjunto marplatense. Y si bien la visita pudo acercarse 16-19 a pesar de la salida del base por acumulación de faltas, la figura de Leonardo Gutiérrez (12) apareció en todo su esplendor para estirar la brecha 26-18 y cerrar 33-26 el cuarto inicial con 13/15 en libres.

El marco del juego cambió radicalmente en el inicio del segundo periodo. No sólo porque la arremetida de Peñarol mermó con el ingreso de los relevos sino que Atenas se le puso a tiro del cañón y le respiro bien de cerca. Es por eso que con buenos aciertos perimetrales de Gerlero (10) sobre la marca de Lamonte, el elenco cordobés logró igualar las acciones en 37 mediando parcial.
Cuando parecía encontraban la manera para quebrar al “Milrayitas”, el tándem Gutiérrez-Campazzo (anotaron 12 de los 16 puntos en el cuarto) funcionó a pleno y tomaron una leve ventaja (46-42). No obstante, el “Griego” cerró mejor la primera mitad y se fue al descanso largo 48-49 abajo.
Jugando con la presión cordobesa, el rendimiento de Peñarol funcionó de manera impecable y volvió a estirar la brecha 58-50 tras triples del olímpico y “Tato Rodríguez” en el comienzo del complemento. Con esa ventaja a su favor al conjunto marplatense se le borraron los caminos y Atenas estampó un sorpresivo parcial 11-1 que significó su resurgimiento en la serie y situarse 61-59 por encima del marcador. Con el panorama totalmente en su contra, el conjunto marplatense encontró respuestas en defensa yendo a la carga del rebote defensivo y, de esta manera, pudo entrar al cuarto final 67-66 sufriendo por momentos más de la cuenta.

Allí, el quiebre definitivo del juego y, la consecuente consagración marplatense, se dio tras lidiar gran parte del segmento bajo los tableros aguantando sobre todo en su propio. El contexto del juego seguía siendo de igual parejo que el tercer cuarto y el golpe definitivo que tanto se demoró – y todos esperaban- no llegó en ningún momento sino que Peñarol gestó a lo largo de las ofensivas su nuevo título de campeón. Es que con un minuto por jugar y el marcador a su favor 83-78, Peñarol administró sus ofensivas en un manojo de nervios y liquidó el pleito con la astucia del joven Campazzo para desatar el delirio de las ocho mil almas presentes.

Síntesis:

Peñarol (89): Sebastián Rodríguez 12, Kyle Lamonte 11, Marcos Mata 5, Leonardo Gutiérrez 25 y Martín Leiva 6 (F.I), Facundo Campazzo 16, Nicolás Lauría 1, Selem Safar 6, Alejandro Diez 3 y Alejandro Reinick 4 DT: Sergio Hernández.

Atenas (83): Bruno Labaque 8, Juan Manuel Rivero 2, Matías Lescano 12, Gregory Lewis 31 (x) y James Williams 10 (F.I), Felipe País 0, Bruno Barovero 2, Diego Gerbaudo 0, Miguel Gerlero 13, Mariano García 3 y Pablo Orlietti 2. DT: Sebastián Rodríguez.

Parciales: 33-26, 49-48 y 67-66.
Árbitros: Juan Fernández, Diego Rougier y Fabricio Vito.
Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”.

Foto: www.ligateunafoto

Gastón Benoffi- Última Bola en Mar del Plata

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