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lunes, 6 de mayo de 2013

LNB - SERGIO HERNANDEZ: " EL CICLO QUE TERMINA ES EL MIO, NO EL DE PEÑAROL"

No quisimos hablar con Sergio Hernández apenas terminado el quinto partido contra Lanús, porque nos parecía que iba a ser imposible para él tener una dimensión de lo que dejaba en tan inmediato plazo. Dejamos pasar un par de días y lo agarramos tranquilo, o más tranquilo para decirlo mejor, en su casa de Mar del Plata, tras un almuerzo con sus hijos, algo que disfruta como antes no podía hacerlo. -¿A hoy, te diste cuenta ya lo que pasó? No sé si llamarlo el fin de un ciclo. A lo sumo, es el fin de tu ciclo en Peñarol. Aunque lo que consiguió el club en estos años está directamente relacionado con vos. . Eso está claro. Es el fin de mi ciclo, no del club. Peñarol tiene mucho para dar todavía. En tanto y en cuento se decida a seguir en la Liga, va a competir arriba, porque tiene la mentalidad. Pero el ciclo que se cierra es el mío, por eso la conferencia de prensa la doy yo, no el club. Peñarol es mucho más grande que yo, que Néstor García, que Richotti, que Tato Rodríguez, que Leo Gutiérrez. Es un histórico de la Liga. Ya había tenido logros antes que yo llegara y es el club el que hizo los méritos. - El otro día, en el final del quinto partido, te seguí con la mirada para ver si en algún momento tu cara expresaba que se acababa algo, y no sé si pasó. . No, no. Porque es tan fuerte y tan grande la concentración que uno tiene en estos partidos donde no hay mañana, que no puedo estar pensando en otra cosa. Para mí la vida es un partido. Sí, en el cuarto partido, porque estábamos en casa, y no quería despedirme con dos derrotas de local. El equipo estaba frustrado, y yo también, por no ser lo que hubiésemos querido ser. Pero en el quinto partido no. Más allá de que Lanús dominó el juego, tuvimos tantas chances de ganarlo en los últimos tres o cuatro minutos que la cabeza estaba puesta en lograr el pase a la final. Incluso cuando terminó el partido, es tanto el dolor que te provoca la derrota en un juego, en este caso aumentado porque no tenés más oportunidades, que no podés hacer un balance. Era más fuerte perder el partido que darme cuenta que era mi último partido con Peñarol. Hoy ya lo veo de otra manera. Veo la trascendencia, la dimensión de todo. Ahí era solo dolor, sobre todo por haber jugado mal. Las siguientes tres o cuatro horas del partido me pone muy mal no haber hecho las cosas como quería, aún a veces ganando. -¿Y cuándo te bajó la adrenalina y tomaste conciencia? . No, seguí bastante tiempo así. El equipo estaba triste, porque estábamos procesando el duelo. Creo que recién cuando llegué a mi casa y estuve con mis hijos. Me acosté al mediodía recién y ahí creo que me dí cuenta que se había terminado una historia soñada. Una película americana, donde al héroe le sale todo bien. Lo mío fue un poco así. Fantasía. El club tenía muchos sueños, hacía tiempo que no ganaba cosas importantes, empezaron a pasarnos las cosas que nos pasaron, se generó una empatía con la gente, con la ciudad, y terminamos perdiendo, con la gente ovacionando al equipo...qué se yo. Yo digo, si uno va a dirigir 20 o 25 años, y te dicen que dos años te va a pasar lo que me pasó en Peñarol, firmás. A mí me pasó durante seis años. Y tomé conciencia que lo que pasó fue histórico y no sabés si se puede repetir. Vos podés volver a ganar cosas, pero lograr una identificación con un equipo y una ciudad como esta, es difícil. - Ayer pensaba que lo único que encuentro medianamente parecido, y en realidad no tiene nada que ver, es esa sensación de etapa terminada que dejó el año pasado lo de Ginóbili en Londres. En este caso, para los hinchas de Peñarol básicamente. . Yo no podría hablar con la gente. Veo muy difícil que me vuelva a pasar, y es una de las cosas que me decidió a no dirigir la Liga el año que viene, porque con todo el respeto por los demás clubes, no me imagino sentado en tres meses en el banco de otro equipo. Me cuesta. Me pasó algo parecido en Olavarría, pero yo me fui después a Europa, y ya cuando volví, a Boca, era otra cosa. Había pasado el momento. También fueron 6 años, con muchos títulos conseguidos, identificación con la ciudad, a la que elegí para vivir, pero fue distinto. Ahora, si vuelvo a dirigir en los próximos seis meses, seguramente será en otro país. No va a ser en la Liga Nacional, eso seguro, porque me costaría imaginarme jugando contra Peñarol. No digo que esté mal, porque es parte de nuestro trabajo, pero a mí me costaría. - Hablando comparativamente con el ejemplo de Olavarría, creo que la gran diferencia es la dimensión que tenés vos hoy. . Sí, los seis años que estuve en la selección me pusieron en otro lugar. Y ahora llevo 11 semifinales consecutivas, dentro de las cuales creo que 9 fueron finales, o algo así. Y eso hace que uno tenga una exposición diferente. - Por más que uno sea humilde, vos lo sos, uno sabe más o menos lo que es o lo que representa. Y en estos días se habló de la palabra Leyenda por un lado, y por el otro, fue conmovedor lo que te demostró el hincha de Peñarol. . Sí, yo debo haber recibido no menos de mil tuits personales desde que terminó el partido. Imposible contestarlos. Fue impresionante. Me conmovieron. Y siguen. Y te mandan una foto que te sacaste alguna vez con ellos. Como un homenaje. A la larga eso es lo trascendental. Porque si bien mandan los resultados, esto que te comento hace que Peñarol y yo hayamos trascendido a esa situación. Hay un amor, una relación pasional que está más allá de los resultados. Porque después de ganar el primer partido en Lanús éramos favoritos, y terminamos perdiendo, jugando mal, y la gente no paró de agradecernos. Ojalá eso pasara en todos los lugares. - Pensaba en el caso de Bianchi, que parecía imposible que alguna vez un hincha de Boca lo insultara, y ahora pasa. ¿Esas cosas se te cruzan por la cabeza? . Lo resumo con una cosa que dijo Guardiola el otro día en el almuerzo que compartí en Buenos Aires con él. Era tan fuerte lo que pasaba con él en ese almuerzo, con la gente, con la admiración que le mostraban, que no se lo esperaba, entonces dijo en un momento cuando le acercaron un micrófono que no estaba preparado para semejante cantidad de halagos. Y que eso le confirmaba que nunca iba a dirigir en la Argentina, porque acá hay demasiadas expectativas. Y es una gran verdad. Por ahí te ponen en un lugar demasiado difícil de sostener después. Yo hablo con Bianchi seguido, y él está muy tranquilo. Está como cuando ganaba, pero más triste, porque no se dan los resultados que él quiere, pero tiene una madurez que le permite darse cuenta que esto puede pasar. Y yo lo tengo claro también. Por eso es muy importante la estretegia de vida después, hablando en lo personal. Saber elegir los momentos, los lugares donde se pueden cumplir las expectativas propias o que uno pueda cumplir las del club. No hay que dejarse llevar por las luces, ni el dinero, ni nada. Es muy importante la intuición. - El entrenador, menos que el jugador, también tiene un ego que, mientras compite, lo llena con los partidos, la preparación, el halago de la gente. ¿Vos cómo lo pensás llenar? . No sé. No lo tengo preparado. Creo que es un buen momento para que yo baje un poco a la tierra y salga de esa situación. No es lindo que no te valoren, que te critiquen, que no te consideren, pero también es difícil cuando te consideran demasiado y todo lo que hacés parece que está bien. Es un poco peligroso para el ego, porque en definitiva nadie es tan bueno cuando gana ni tan malo cuando pierde. Estar un poco fuera de escena, bajar los descibeles, verte como persona y no como entrenador. Me va a hacer bien. De todos modos yo voy a seguir dirigiendo y me tomo una pausa como una estrategia de profesional, y personal también. Y sé que el día de mañana puedo vivir lo contrario. Ir a un lugar con expectativas y no cumplirlo. Hay que estar preparado. Nadie está exento de eso. - Me da la sensación también que este paso que das era necesario, porque un poco te estabas pegando con el techo también. . Recién estaba comiendo con mis hijos y hablando del tema, les decía que, si uno lo mira fríamente, a lo mejor necesitaba un revés. Para mí mismo. Para poder tener una experiencia dura y de alguna manera negativa. Puede ser que estuviera cerca del techo. Por eso la idea de dirigir en otro lado. Lo de Europa no creo que se vaya a dar, lo tengo bastante claro, porque dirigí Juegos Olímpicos, dos mundiales, etc, etc, y nunca hubo siquiera una chance de ir a un equipo con aspiraciones en ningún país de Europa. Pero sí se puede dar en otro lugar del mundo, que me cree un desafío diferente, poder probar otras cosas, y empezar de cero, donde tenga que construir una nueva historia, casi de manera anónima. Aunque a varios de nosotros nos conocen. -¿En qué cosas te aburguesaste que te complicarían para ir a Europa? . No creo que me haya aburguesado. Estoy al tanto, miro la Euroliga permanentemente, igual que la ACB. Estoy informado y mi cantidad de años en la selección y mi relación con entrenadores como Scariolo, Obradovic, Messina, Blatt, me permite estar bastante aggiornado. No creo que tuviera un gran problema. Igual siempre cuando vas a otro lado el problema es el mercado. Antes yo pensaba ir a un equipo chico, empezar de abajo, hacerme un lugar, y hoy no lo haría. No pretendo que me llame el Madrid o el Barcelona, pero si el equipo que me quiere no tiene intenciones de conseguir algo importante, difícilmente fuera. - Lo pensaba por el lado de que aún equipos que compiten por los playoffs de la ACB, quizá no tienen mucho talento. ¿Te costaría? . Depende de las expectativas que tuvieran. Si tuvieran claro que lo que quieren de mí es conseguir desarrollar el potencial máximo que tienen, y en base a eso aceptar un puesto que puede estar entre los seis primeros, bienvenido sea. Ahora, si no tenés talento y pretendés que le gane al Barcelona, vamos a estar mal. En España, en Grecia o en Argentina. - Conociéndote vos mismo mejor que nadie, ¿cuánto tiempo pensás que podés aguantar sin dirigir? . No lo sé, porque no tengo experiencia en esto. En su momento, con 7 u 8 años menos que ahora, me abrumó cuando dirigí a la selección porque estuve como 7 meses sin competir y me sentía un inútil. Me faltaba algo. Hoy no creo que me pase eso. No se trata de no trabajar en el básquet, sino alejarte de la competencia, eso es lo que te abruma. Es lo que te estresa un poco. Pero tengo un montón de cosas para hacer. Charlas, conferencias, el proyecto de un campus. La Liga eso no te lo permite, por lo menos a mí, que soy un idiota y cuando compito tengo la mente media comprometida al ciento por ciento con eso. Pero eso no es una virtud, es mas bien un defecto. Tengo también ganas de ir a ver algo, el Final Four de Londres, algún partido de la NBA, quizá vaya a ver el séptimo partido de la final de Uruguay...pero no tengo idea cuánto podré aguantar sin dirigir. Ojalá no tenga que hacerlo obligado por el dinero. - Pero te imaginás la temporada completa que viene sin dirigir, por ejemplo. . Puede ser. Por lo menos en la Argentina ya tomé la decisión de no hacerlo. Si aparece un equipo de otro país que me entusiasme, quizá me genera algo que me hace cambiar de idea en cuatro meses. Para mí es una prueba. Yo tardé mucho en decidir terminar con Peñarol. Pensé que nunca iba a tomar la decisión. - Te pongo en esta situación. No dirigís toda la 2013/14. El año que viene se juega el Mundial y, después, termina el contrato de Lamas. ¿Volver a la selección sería un desafío o no se te cruza por la cabeza? . Ehhhhhhhhhhhhh, uy no sé. Sí, yo volvería con todo gusto a la selección en el futuro. Si la selección necesita un entrenador y yo estoy disponible y me la ofrecen, evaluaría la situación, pero no hay nada previo que me hiciera no aceptar. Y si Julio se va, llega otro entrenador y pasan seis años y termina y me ofrecen la selección con 56 años, también. La selección para mí nunca puede ser una puerta cerrada, porque fue lo más grande que me pasó en la vida. Lo que pasa es que ahora hay temor a los resultados de los próximos años, pero alguien tiene que asumir ese desafío. Ese reto. Dirigir a la No Generación Dorada. Y si ese alguien tengo que ser yo el día de mañana, encantado de la vida. La selección ahora está en las mejores manos que puede estar, incluidas las mías. Estoy absolutamente convencido. Julio es el hombre ideal para este momento. Si Julio decide terminar y me la ofrecen a mí, lo tendría en cuenta sin dudarlo. No digo sí seguro, pero la selección en mi vida nunca va ser un ciclo terminado. Fabián García /

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