Pepe Sánchez siempre estuvo por encima de la media de los jugadores. Su ambición, determinación y mentalidad le permitieron encarar los caminos más inverosímiles (irse a una universidad estadounidense con 18 años o intentar tozudamente llegar a la NBA cuando pocos lo creían posible) y transitarlos con éxito. Y lo hizo siendo fiel a su fuerte personalidad. Cuando algo no le gustó, lo dijo sin importar quién estuviera enfrente, fuera John Chaney o Zelko Obradovic.
En esta nueva experiencia, en el regreso a su país a los 32 años, pasó lo mismo y por eso se fue de Obras Sanitarias luego de sólo nueve partidos. "Me trajeron para cambiar la inercia del equipo y al ver que no puedo, me voy. Intenté pero yo no me callo y antes de pelearme con un amigo, prefiero dar un paso al costado. Tampoco era justo para el club ni para mí quedarme para cobrar el contrato", fue el primer análisis del bahiense en la charla exclusiva que ayer tuvo con Olé, luego de acordar la rescisión con el presidente Fabián Borro.
- Me dijeron que te cansaste del desmadre, de la falta de autoridad que había en el equipo, que vos tenías que hacer de jugador, técnico y psicólogo... ¿Es así?
- Algunos jugadores asumimos el compromiso de ayudar a Marcelo (Travnik) por ser un técnico novato, interino... Y yo hice lo imposible para plasmar mi idea de equipo, pero para lograrlo se necesitaba de la predisposición del resto. Durante un tiempo se pudo hacer, luego ya no...
- ¿Es verdad que te cansaste de la falta de compromiso y de profesionalismo de algunos?
- No entendemos el juego de la misma forma... Para mí hay una sola: en equipo. Todos deben estar a disposición de algo más elevado que uno y eso se llama compromiso. Cuando no lo veo me siento mal, frustrado... Pero ojo que no tuve problemas personales con nadie. Sólo pensé que podía transmitir mi experiencia, pero no vi recepción.
- No todos piensan igual que vos en el equipo. Dicen que te faltó paciencia. ¿Es así?
- Sí. Me faltó tolerancia ante algunas situaciones. Tal vez no me tomé el tiempo necesario, pero en mi cabeza no lo había. No es que llegué a principios de temporada, acá sólo faltaban 15 partidos.
- Montecchia dijo alguna vez que veía muy conformista al jugador de Liga. ¿Vos lo ves igual?
- Yo respeto mucho al jugador argentino, por su orgullo y la caradurez, pero al haber ese cupo limitado de jugadores nadie siente que deba pelear o dar un salto de calidad para tener otro contrato. En otros lados, si vos no crecés, te quedás en el camino. Acá no veo ambición de ser mejor. Al chico que juega hay que transmitirle que cada año debe volver con algo mejorado y no que si llegó a la Liga, ya se aseguró el trabajo por diez años. Pero bueno, diciendo eso entrás en el conflicto...
- ¿Con quién, qué conflicto?
- Cualquier cosa que decimos los que venimos de afuera está vista como una ofensa. Nosotros tenemos mucho por transmitir, pero cuando volvemos es como que nos ven como extranjeros y están totalmente equivocados. Eso no nos ayuda a reinsertarnos y no podemos contribuir a subir el nivel de nuestra Liga.
- ¿Por qué creés que sucede esto?
- Es una reacción humana clásica. Hay una mezcla de admiración y defensa de su territorio... Nadie dice que nosotros no debamos adaptarnos a los viajes largos, a estadios antiguos, a otro estilo de arbitraje. De hecho yo no me quejo de eso, pero tendríamos que hacer algo juntos. Es un grave error que se pongan en la postura "adaptate o te vas". Eso no ayuda a nadie. Siento que todos los que volvimos chocamos con esa misma pared.
- Ustedes, Pepe, estuvieron a un nivel tan alto que es lógico que les cueste adaptarse a una Liga con tanto drama.
- Sí, yo sabía que la adaptación no sería sencilla, pero yo quiero vivir en mi país y acá se juega la Liga. Además es cierto que nosotros volvemos con 32 ó 33 años y sin las necesidades de gloria y económicas del pasado. Entonces tolerás menos. Además, cuando uno ya sabe cómo se forma un equipo, cómo se le da equilibrio y cómo se gana es peor. Quiere que el otro haga lo mismo y no siempre hay recepción. Yo considero que el básquet es un juego muy sencillo y que la clave pasa por buscar la ventaja sobre el rival. En Obras mencioné 1.500 veces la palabra ventaja pero nadie nunca le dio importancia. Eso frustra.
- ¿Cómo viste el nivel de la Liga?
- En la Liga veo poca claridad, que es un problema mundial. Pocos ven el juego. Y se juega con mucho roce. Los árbitros lo permiten y el jugador busca la ventaja. Habría que solucionar eso para dar un mejor espectáculo. Aunque habría que pensar si se prioriza el show o ganar. Pero ahí entro en conflicto, van a creer que ofendo (ríe)...
- ¿Hoy no creés que lo mejor hubiese sido, viendo el proyecto que tenías para la temporada que viene, fichar en Estudiantes para ayudar a salvarlo del descenso?
- Con las cartas sobre la mesa es muy fácil... Yo pensé que podía cambiar la realidad de Obras, estaba Gaby (Fernández) que es un amigo... Además, soy un jugador que decide donde jugar sin tener que dar explicaciones. El proyecto de Estudiantes es independiente y sigue en pie.
- ¿No te quitó ganas esto?
- No me sacó ganas, me sirvió para aprender mucho, eso sí. Fue un curso acelerado de Liga Nacional.
- ¿Qué querés demostrar?
- A esta altura, nada. Quiero devolver el entuasiasmo a una ciudad que ama el básquet, devolverle algo de lo que me dio... Quiero poner sobre la mesa todos los conceptos adquiridos de cómo manejar un equipo.
- Justo lo que no pudiste hacer ahora en Obras.
- Sí, pero acá vine sólo de jugador. Allá será diferente.
Fuente: Diario Olé
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