El clásico se interrumpió por una barbarie de las hinchadas
Pseudo simpatizantes de Regatas, emparentados con hinchas de Boca Unidos, aprovecharon el entretiempo del juego con San Martín y acorralaron a la parcialidad “rojinegra”, varios identificados con Mandiyú cedió una baranda y provocó la caída de ellos de una tribuna.
Lo que se estaba viviendo como una fiesta, por el colorido en las tribunas (con más de tres mil personas) y el aliento incesante de ambas parcialidades, de golpe trocó en barbarie. Las escenas violentas no fueron propias del ámbito del básquetbol. Y con la sinrazón presente, el clásico correntino entre Regatas y San Martín, correspondiente a la 8ª Copa Argentina, quedó inconcluso.
Durante el entretiempo, los parciales que ocupaban la cabecera de Regatas abandonaron su lugar y avanzaron sobre la gente de San Martín, en el costado opuesto del estadio José Jorge Contte. Aprovechando la pasividad policial, estos inadaptados, que se identifican más bien con la hinchada de fútbol (de Boca Unidos), intentaron derribar el vallado de contención para atacar a los simpatizantes “rojinegros”, donde habría también reconocidos hinchas de Mandiyú. Para evitar el contacto directo, los simpatizantes de San Martín -en clara minoría- se replegaron contra la baranda de la otra cabecera y ésta cedió. Cayeron hacia las plateas, provocando al menos una decena de heridos, entre los que se encontraba un menor, que fue trasladado al hospital de niños Juan Pablo II. El resto, supervisado por el presidente de la entidad “remera” Eduardo Tassano, fue derivado al hospital Escuela. Por lo que se pudo averiguar en medios del caos que significó este lamentable hecho, uno de los heridos revestiría gravedad.
¿Culpables? Al margen del repudio total que generan estos pseudo hinchas, está claro que la Policía tiene su grado de responsabilidad en este escándalo. Hubo exaltadas quejas de algunos simpatizantes de San Martín, que acusaron a los efectivos de “borrarse” justo en el entretiempo del partido, cuando el foco de atención ya no está en la cancha. Porque fue en ese momento cuando la parcialidad regatense se dirigió hacia la cabecera opuesta, con paso lento pero amenazante. Así, más de cien hinchas recorrieron por toda la pasarela más alta de las tribunas y no encontraron oposición hasta que se toparon con el grupo de hinchas sanmartinianos, a la postre víctimas de una situación que podía haberse evitado.
Intentando explicar lo inexplicable, el comisario Marcos Aurelio Navarro (de la seccional 4ª), a cargo del operativo que debía brindar seguridad, dijo que “fue un desborde de la hinchada de Regatas, aprovechando el entretiempo, cuando es muy difícil manejar porque la gente va a los baños y demás (los sanitarios están a unos 50 metros de la cabecera donde ocurrieron los incidentes). Se cruzaron de lado y llegaron hasta donde estaban los simpatizantes de San Martín. Allí se produjo un desorden, una riña, terminó cediendo una baranda y algunas personas cayeron de la tribuna. Aparentemente no habría heridos de gravedad”. Al consultarle si los 16 efectivos afectados al servicio eran un número escaso para tal evento, Navarro alegó que “la gente del básquet siempre se caracterizó por ser un poco más tranquila. Pero esto se vio desbordado”.
“Vamos a iniciar una causa de oficio. Tenemos identificados a los responsables, son alrededor de 15 o 20 personas. Evaluaremos junto al fiscal (Dra. Graciela Fernández Contarde) la situación”, dijo.
Afuera del estadio hubo corridas por el parque Mitre y adyacencias, arrojando proyectiles. Que no se repita golpe artero como éste.
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